A Manuela le encanta jugar como a cualquier niña. Es alegre y traviesa, pero también colaboradora y amable. Le gusta explorar y descubrir cosas nuevas cada día. Su casa es un lugar lleno de posibilidades y aventuras, especialmente cuando se trata del tiempo de baño, un momento que Manuela siempre encuentra fascinante.
La curiosidad de Manuela
Una tarde, cuando su mamá le pide que se bañe, Manuela observa los elementos de aseo de su papá. Entre ellos, la espuma de afeitar capta su atención. Manuela, con su imaginación desbordante, piensa en cómo podría divertirse haciendo toda clase de figuras en el piso con la espuma. Sin pensarlo mucho, decide usarla. Se siente emocionada y comienza a jugar, pero pronto se da cuenta de que ha usado toda la espuma de su papá.
Un secreto y un sueño inquietante
Asustada por lo que sus padres podrían decirle, Manuela decide no contarles nada y se va a dormir con su pequeño secreto. Esa noche, tiene un sueño extraño que la preocupa: su consciencia le habla y le dice que no ha actuado bien al ocultar la verdad. Este sueño inquietante la hace reflexionar sobre sus acciones.
La decisión de ser honesta
Al día siguiente, Manuela siente un peso en su corazón. Decide que lo mejor es contarles la verdad a sus papás. Con valentía, les explica lo que ha sucedido. Para su sorpresa, el castigo no es tan terrible como había imaginado en su sueño. Sus padres valoran su honestidad y le explican la importancia de decir siempre la verdad, sin importar lo que haya hecho.
Una valiosa lección para todos
Angélica Machado, la autora de esta historia, deja a todos los niños una valiosa lección: no importa lo que hayamos hecho, siempre debemos actuar con la verdad y mantener nuestras consciencias tranquilas. La honestidad es fundamental para tener relaciones basadas en la confianza y el respeto.