La vida es una serie de acontecimientos diarios, de personas nuevas y sonrisas perfectas. Pero no todo es oro, ni mucho menos perfecto.
La evolución constante del ser humano es la base principal por el cual habitamos este plano. Vinimos a aprender, a ser, a comprender y amar. Llegamos con un propósito más allá que laborar. El verdadero propósito está en ser felices, en encontrarnos, en conocer más de esa vos interna que siempre nos habla y muy pocas veces reconocemos. El crecimiento del autoconocimiento y auto-aceptación comienza desde el alma, desde nosotros, desde el fondo.
Tememos cada vez que nos mencionan que la solución a todo acontecimiento incomodo, solo está en nuestras manos. ¿Pero quién más tendría la responsabilidad de nuestra vida? Exacto, ninguna otra persona, excepto la persona frente al espejo. Somos creadores incansables de grandes cosas, manifestadores de todo lo que pasa por nuestra mente, por todo lo que sentimos. Eso que emitimos diariamente al mundo, es lo que reflejamos externamente. Innegable es el hecho de escondernos de la responsabilidad que tenemos; la responsabilidad de vivir lo que realmente deseamos fuertemente.
Las dudas del por donde comenzar nos invaden la mente, cada vez que abrimos los ojos en la mañana vemos el sol y nos cuestionamos ¿y ahora qué?, ¿por dónde comienzo? Y es ahí cuando en esa búsqueda encontramos herramientas que nos ayudan a acercarnos a esa verdad que buscamos. Esa verdad real innata que se encuentra adentro, en ningún otro lugar, excepto en nosotros mismos. La escritura forma parte de la clara comunicación entre la mente, las emociones y la creación. Alineamos a través de ella los sueños con la imaginación. Demasiada información ya habita alrededor, que confunde y tal vez desistimos fácilmente de ese proceso hacia nuestro encuentro. Sin embargo, la escritura emocional como medio de sanación no es tan complicada y ayuda a miles de almas a sanar y sentirse libres, libres de ataduras y sufrimientos.
La escritura forma parte de la clara comunicación entre la mente, las emociones y la creación. Alineamos a través de ella los sueños con la imaginación
Creo firmemente en el poder de sanación que poseemos, que yace en nuestras manos y solo es sentarnos a conectarnos con nuestro sentir. No es necesario ser un profesional de la escritura, mucho menos existen rangos de edad para comenzar a hacerlo. Es tan sencillo como dejarse ser entre letras y hojas en blanco.
Un cuaderno, un lápiz, el silencio y vos interna. Es suficiente para comenzar a realizar esta actividad curativa y enriquecer el autoconocimiento sobre quienes somos. Es dejar que las palabras fluyan sin la intervención alguna de la razón. Lo valioso y curativo es conectar con las emociones, con el sentir y escuchar qué tienen por decir, lo que nos revelan y trabajar en la comprensión de ellas. Con esto estableceríamos un hábito, un patrón de comportamiento responsable y sanador de los procesos que vivimos día tras día. La consciencia
La escritura emocional
Es la prueba que, entre la sencillez, la conexión interna, y la sanación desde el ser; es el camino hacia la transformación de lo incomprensible hacia la comprensión empática de quienes somos y quienes queremos ser. Es la experiencia que resalta el poder que en nuestras manos existe hacia el cambio que deseamos ser; hacia la evolución humana a partir de la aceptación de los acontecimientos que nos convierten en lo que somos. Mente, cuerpo y alma unidos a través de la escritura en búsqueda del equilibrio; ese bienestar que todos deseamos y merecemos vivir.
Escribir nos enfoca en una mente en calma, un corazón sano, unas emociones claras y un cuerpo saludable; la elección de la verdadera felicidad que solo se encuentra en nuestras manos, en disposición de todos los que deseen aceptarla y comenzar el deseo de experimentarla.
¿Estás dispuesto a comenzar una nueva aventura y descubrir y sanar tu ser a través de la escritura?
Ana Vásquez O.
Autora del libro Escritura emocional. Voces del alma