En esta entrevista, conversamos con José Walter Córdova Durand, autor de Expiatorios de un par de palabras, un poemario que fusiona espiritualidad, introspección y elementos visuales para explorar las profundidades del ser humano. Desde su perspectiva única como poeta joven, José nos comparte el significado detrás de su obra, las imágenes que la componen y las reflexiones que espera despertar en sus lectores. Acompáñanos en esta charla para descubrir más sobre su proceso creativo, sus influencias y el mensaje que busca transmitir con sus versos.
Hola José, queremos comenzar preguntándote particularmente por el título de tu obra y esa palabra tan peculiar que usas. ¿Qué significa para ti la palabra «expiatorio» y cómo se refleja este concepto en tu poemario?
La palabra expiatorio simboliza un acto de purificación a través de las palabras. Es como un cambio temporal de nombre para los poemas que guardo en mi interior. En las cosechas de la vida, llevamos prosas y reflexiones, y siento que la única manera de liberarlas es a través de una hoja y un papel. Este concepto se refleja en el poemario, desde la portada, con el ángel rojo observando los escritos, hasta el contenido, que invita al lector a identificarse con los poemas y, tal vez, a animarse a publicar sus propias ideas sin temor.
Mencionas que los expiatorios son «realidades» y hablas de «una cascada analítica del lado pasivo». ¿Podrías explicarnos un poco más sobre esta reflexión y cómo toma forma en tus poemas?
Cuando digo que los expiatorios son «realidades», me refiero a que cada poema representa una verdad íntima y personal. No escribo nada que no tenga un fondo personal. Cada poema tiene una historia detrás, creada para el mundo o para alguien en particular. En cuanto a la «cascada analítica del lado pasivo», es una metáfora que representa mi búsqueda de serenidad. Siempre he defendido un enfoque pacífico, analizando las cosas con calma, y eso se traduce en mi poesía. Es en ese estado donde encuentro claridad para escribir, mayormente en la tranquilidad de mi cuarto.
Otro elemento bastante particular y que, sin duda, llama mucho la atención, es la «estrella roja del mar helado». ¿Podrías contarnos más sobre esta imagen? ¿Cómo surge?
La estrella roja del mar helado es una metáfora para representar la singularidad de cada individuo, incluso en los lugares más inhóspitos. Surgió como una idea espontánea, mezclando el simbolismo del ángel rojo con la idea de los expiatorios como algo único y precioso que emerge desde lo más profundo.
También describes tu libro como un «catálogo visual» que sella ángeles bajo letras, algo bastante particular y llamativo. ¿Cómo lograste plasmar esa imagen visual en tus escritos?
Sí, lo defino como un catálogo visual y conceptual, guiado por el ángel rojo que todo lo observa. Para plasmar esa imagen, me inspiré mucho en experiencias espirituales, como mis visitas a la iglesia, y en textos bíblicos, especialmente Corintios. También, curiosamente, Pinterest fue una fuente de ideas para imaginar escenarios y conceptos que luego integré en mis poemas.
Entiendo que escribiste con el corazón, pero también adoptando el contexto que te rodea. ¿De qué forma sientes que el deseo de «amar al mundo y las calles de Lima» está presente en tus poemas? ¿Es este amor una fuerza inspiradora en tu escritura?
Sin duda, ese amor es una fuerza inspiradora. Es un homenaje a mi patria y a la prosa del mañana, una celebración de lo que significa ser peruano. Ese sentimiento está presente en mis poemas y es algo que valoro profundamente. Lima y Carabayllo siempre están presentes como un telón de fondo en mi poesía. Lima tiene esa atmósfera gris y pausada que inspira, mientras que en Carabayllo disfruto de zonas más tranquilas donde puedo escribir con mayor concentración. Son elementos sutiles, pero enriquecen el contexto de mi proceso creativo.
Hablando ya de ti, como poeta joven, ¿qué desafíos has enfrentado al intentar publicar y compartir tu poesía, y cómo has logrado superarlos?
No tengo mucha experiencia participando en convocatorias o certámenes, pero siento que la poesía llegó a mí como un don en los últimos años. Aprovechar esa inspiración y escribir sin miedo ha sido clave para superar cualquier barrera.
Utilizas el seudónimo «Caballesino» en algunas ocasiones. ¿Qué significa este nombre para ti?
El seudónimo Caballesino combina las raíces peruanas y valores como el trabajo y la caballerosidad. Para mí, representa la valentía y la conexión con lo que soy como individuo y como peruano.
Comentas que este libro está dedicado a los que son callados y observadores. ¿Qué aspectos de tu escritura crees que resonarán particularmente con ellos?
Creo que las personas calladas y observadoras encontrarán en mis poemas una conexión con su propia introspección. Mi escritura detalla emociones y prosas con una precisión que busca reflejar un espejo para quien lee, invitándolos a sentirse identificados y comprendidos.
Finalmente, ¿qué consejo les darías a estos jóvenes escritores que buscan expresar sus pensamientos y emociones a través de la poesía?
Les diría que dejen fluir su creatividad sin miedo. Es fácil decirlo, pero confiar en lo que surge de forma natural, sin forzar nada, es esencial para encontrar una voz auténtica.
Expiatorios de un par de palabras no solo es un poemario, sino también un diálogo entre el alma del poeta y el lector. José Walter Córdova Durand nos invita a adentrarnos en su universo lírico, donde las palabras son ángeles que purifican y transforman. Con esta primera obra, José marca el inicio de una prometedora carrera literaria.
Expiatorios de un par de palabras (José Walter Córdova Durand)