Descripción
La princesa Vera, regente del reino Oma, está de cumpleaños. Su regalo soñado: una tiara hermosa, con la que se ha obsesionado en los últimos días. Sin embargo, al despuntar el alba, la princesa no encuentra este regalo tan anhelado.
En medio de su conmoción conoce a un personaje particular: un rinoceronte amable que le pide ayuda. Vera, como toda buena representante de la realeza, brinda su amistad y su socorro al perfecto desconocido.
Sus aventuras harán que los personajes descubran su propia magia, aprendan sobre el poder de la amistad y lo que significa ver la vida bajo un prisma de colores.
Al otro lado del arcoíris inicia así:
En medio de la noche, mientras todos duermen, las estrellas permanecen alumbrando con suavidad, ya que siempre hay alguien que aún necesita de la luz que se come. Muchos podrán testimoniar que el cielo es especialmente bello en el reino Oma, el único lugar en la Tierra donde las plantas cambian de color según el aura de las personas y durante la noche perfuman el ambiente de complacencia natural, sin embargo, cuando el Sol aparece, la neblina se materializa y se convierte en plástico y, a veces, en madera.
A pesar de todo, es el lugar favorito de cualquiera que lo visite en verano; si eres uno de los afortunados, no querrás irte jamás, pues no existe forma de regresar.
De este modo, el castillo del reino Oma era una especie de hotel en temporada alta, albergando a personas de todas partes en busca de la verdad.
Los días, aunque eran muy parecidos, nunca dejaban de ser especiales, los reyes disfrutaban de la compañía, mientras que la princesa practicaba con ellos el arte del dibujo humano. Por las mañanas cocinaban para todos los trotamundos y la princesa disfrutaba de la vida leyendo o simplemente mirando por la ventana. Durante las tardes, se sentaba en su silla de plástico dorada para pintar, era de los pocos artistas capaces de plasmar toda la belleza del universo. La pared de su habitación era su galería de arte personal, repleta de plantas, personas, satélites, comidas, hadas, agujeros negros, vacas verdes y animales con cuernos rosados. Lo que más disfrutaba del arte era traducir las emociones en pinturas, no obstante, por alguna razón, últimamente, solo pintaba círculos sobre círculos.
Vera estaba ansiosa porque pronto sería su cumpleaños y lo que más deseaba era la corona de diamantes que había visto en una revista de accesorios para la realeza.
¡Anímate a leer esta fantástica historia!
Carmen Terrazas –
Un excelente cuento en la que encontrarás mensajes de valores que toda familia debe recordar para una vida armoniosa tolerante.
Al leer te sumerges en la imaginación donde tú le pones el color, el paisaje y los personajes.