Las personas en general pasan demasiadas horas reviviendo el pasado o pensando en el futuro. Y no es que sea algo negativo rememorar el pasado o pensar en el futuro. Ciertamente el pasado nos enseña, nos brinda lecciones maravillosas de nuestro proceder para no repetir los mismos errores y enfocarnos hacia el futuro es necesario para planificar nuestra vida, hacer cálculos y proyecciones para una empresa, para programar un lindo viaje, la compra de nuestra casa soñada, etc.
Sin embargo, muchas veces revivimos el pasado tal como si lo estuviéramos viviendo nuevamente, evocando las mismas emociones, y esto resulta muy doloroso, traumático y hasta adictivo. Imagínate evocar una y mil veces lo duro que fueron tus padres contigo, cómo te limitaron, o cómo no te dejaron vivir con libertad, etc. O estar pendientes de expectativas que no sabes si vendrán y te van generando ansiedad, estrés, incertidumbre y finalmente esto es en invertir nuestro tiempo en desdicha e infelicidad.
Todo ello nos va generando emociones que se alojan en nuestro cuerpo hasta que se somatizan, surge la enfermedad y en consecuencia más desdicha.
La plenitud en la vida viene de aprender a valorar el estado de presencia, un permanente estar aquí y ahora, sin desperdiciarlo en emociones dolorosas. Y aún cuando vayamos hacia el pasado o hacia el futuro, lo podemos hacer con consciencia de ello, sin revivirlo de una manera emocionalmente penosa, frustrante o con miedo, entonces viajar hacia el pasado o hacia el futuro se convierten también una experiencia consciente, productiva y gozosa
La meditación es por ello una actividad que nos ayuda a conectarnos con ese presente eterno, en el cual podemos captar los mensajes que están al alcance de la mano, pero que, con frecuencia, por la premura y rapidez del día a día, no los captamos, no los vemos o no nos damos cuenta.
Meditación es consciencia de nuestro presente, de nuestra vida y poder darnos ese gran regalo de vivir en plenitud, aún en los momentos de oscuridad.
Un antiguo maestro zen dijo: “A Dios, al Buda, o a la gran energía universal la puedes ver aún en la oscuridad, porque luz y oscuridad sólo son dos caras de una misma moneda”.
Paz y plenitud para ti.
Luis Guillermo Mendoza