Sanando al niño interior
La chilena Angélica Ortiz-Arrieta en su primer libro, Mírame, aquí estoy, aborda un tema que ya conocemos: que las heridas de la infancia pueden afectar el comportamiento o la personalidad en la vida adulta. Porque arrastrar traumas que quizás ni somos conscientes de que tenemos puede limitarnos a avanzar en nuestro futuro. Conocer, escuchar y sanar a tu niño interior puede ser la clave para resolver esos problemas que nos afectan en el presente.
Esa es precisamente la invitación que hace la autora en su obra que busca ser una guía para reencontrarse con ese niño interior que ha permanecido oculto.
Una investigación de 12 años
«El concepto de niño/a interior es uno de los elementos más útiles y valiosos que permite trascender los miedos, aprehensiones y obstáculos erigidos por la persona. Cuando hablo de niño/a interior me refiero a la parte de la psique que está en contacto con nuestra alma y, por tanto, con toda la potencialidad del ser», explica la autora.
Mírame, aquí estoy es el resultado de doce años de trabajo de psicoterapia y los más de 20 años de experiencia de Ortiz-Arrieta. Recoge el testimonio de cuatro casos reales, llenos de pensamientos, emociones y vivencias, que demuestran cómo el trabajo con nuestro niño interior permite a las personas sanar y reconciliarse con cada una de sus historias de infancia, sin importar lo fuerte y dolorosa que sean.
«Para hacernos cargo de estas heridas no resueltas, tenemos que sanar a nuestro propio niño interior y, de esta manera, liberar su enorme poder espiritual».
Identificar para resolver
Angélica Ortiz-Arrieta confesó que durante muchas de sus terapias evidenció con asombro cómo se colaba ese en niño/a interior en las diferentes sesiones que atendía, y al mismo tiempo, se dio cuenta de la importancia de incluirlo en el tratamiento.
«Por primera vez, comenzaba a tener voz ese trauma, ese dolor que había quedado bloqueado en el pasado y que resonaba en el presente cada vez que mi consultante tocaba, de manera inconsciente, la tecla de esa herida. Eso dejaba a la persona sin herramientas para responder a la situación que estaba viviendo como adulta en el presente. De observar y ver cómo las personas iban sanando sus dolores a través de sus niños/as interiores, me fui dando cuenta de la importancia que tenía sacarlos/as a la luz e integrarlos/las a su proceso terapéutico», recordó.
Para esta chilena, también consejera y orientadora familiar, para poder ser capaces de afrontar correctamente y de forma saludable nuestros problemas, es fundamental definir su origen. Este libro, es una suerte de manual para encontrarlo.
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