Descripción
Paradoja: Contradicción, al menos aparente, entre dos cosas o ideas.
Noticia «paradójicamente» sin importancia aparecida en diarios del mundo el 08-12-2020:
«Por temor a la escasez, el agua empieza a cotizarse en bolsa (Wall Street)»
A partir de este momento el agua, ese precioso y vital líquido, entra en los mercados del mundo en lo que los economistas denominan «el doble efecto», ni más ni menos que el desequilibrio entre la oferta y la demanda de un bien. Mientras más agua exista, menor será el precio y a menos agua este será mayor.
Esta es una noticia demoledora para la humanidad e implica una tremenda paradoja para el futuro del mundo: si no hay suficiente agua su precio en bolsa será alto y traerá catástrofes para la producción de alimentos a nivel global, así como daños para la salud humana. Y a más oferta de agua menor será su precio y por lo tanto posible manipulación y especulación con la consiguiente escasez ficticia. ¡Qué tremenda paradoja!
Y hoy, aterrado, me pregunto: ¿cuándo se iniciará la cotización en bolsa de valores del aire que respiramos? ¿O es que ya se está cotizando y no lo hemos percibido aún?
Primeras líneas de La paradoja de los oros
Los gemidos y ladridos de los perros se juntaban con el coro estridente de todos los gallos de la región como una cascada interminable, hasta que, de improviso, cesaban. Unos y otros, al igual que sus amos, se levantaban en el momento en que los rayos del sol comenzaban a irradiar en la generosa tierra. Cada mañana era un inicio sublime de lo que sucedería durante todo el día, como una interminable sucesión de eventos mágicos. Los campesinos jamás necesitaban preparación para realizar la faena del día.
Los filósofos se refieren a ello cuando citan la frase de Horacio carpe diem quam mínimum credula postrero, traducida como “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”. Los indígenas ayer, y los campesinos hoy, tenían interiorizado, de forma espontánea y quizá como una transferencia en el inconsciente colectivo de sus pueblos, el convencimiento, tomado de la filosofía oriental, de que “solo hay dos días del año en que no se puede hacer nada. Uno se llama el ayer y el otro el mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y, principalmente, vivir”. Solo existe el aquí y el ahora.